Este jueves 7 de agosto a las 21 el telón se abrirá y las luces se encenderán para que Banda Verde transforme la Sala en peatonal, en pista, en calle, en viaje. Pero sobre todo, en encuentro.
En Rosario hay proyectos musicales que se construyen a fuerza de escenarios. Otros, como Banda Verde, se gestan con el cemento bajo los pies. Nacida en la peatonal Córdoba en 2009, la banda fue de esas que supieron convertir el ruido urbano en melodía colectiva, la rutina diaria en una fiesta inesperada. Hoy, más de quince años después, repiten fórmula (y milagro) con un nuevo show que suena tan potente como su nombre: Peatonal Power Rock.
“Si este show fuera un superhéroe tendría súper fuerza y la capacidad de teletransportarse en espacio y tiempo”, dice Giorgia Pasero, voz de la banda y anfitriona perfecta de esta máquina emocional que no para de moverse. Y no exagera: el repertorio que proponen para este nuevo espectáculo recorre décadas, estilos, épocas y rincones de la memoria colectiva. Es una playlist en vivo con clásicos inoxidables, hits que se cantan de memoria y versiones que encienden como fósforos el cuerpo y el alma.
¿Una canción que podría poner a bailar hasta a alguien con las dos piernas enyesadas? Giorgia no duda: “Last Train to London”. Pero enseguida frena, se ríe, se guarda otras cartas: “se me vienen otras a la cabeza que prefiero no revelar”. Hay que estar ahí, dice la voz interior. Hay que vivirlo.
El escenario de Lavardén ya los vio brillar otras veces. Pero cada encuentro tiene su sabor. Para la banda, subir del cemento al telón tiene sus propios matices: “Se gana en intimidad con el público, en cercanía. Se pierde lo impredecible de la calle”, confiesa Giorgia. Pero también se gana foco. Y acústica. Y magia.
Detrás de esa energía explosiva hay una historia de vínculos y memoria. Momentos que hacen latir fuerte el pecho. Como aquel recital en el que subieron a adolescentes que crecieron escuchándolos en la peatonal y hoy hacen música. “Por eso hacemos todo esto”, dice Giorgia. Y lo dice en plural porque Banda Verde es eso: una emoción compartida.
En el repertorio no puede faltar “Maniac”, por ejemplo. Un clásico que se resiste a salir del setlist porque el público lo exige con el cuerpo. Pero lo más importante, para ellos, no es qué suena arriba, sino qué pasa abajo. “Para que digamos ‘la rompimos’, importa más lo que le pase al público que lo que nos pase a nosotros”, asegura Giorgia. Y ahí está la clave: en ese ida y vuelta que vibra, contagia y transforma.
Peatonal Power Rock no es solo un show. Es una invitación a viajar sin DeLorean, como diría la cantante, en ese experimento loco de emociones y recuerdos que Banda Verde sigue afinando desde hace años. ¿Qué quieren dejarle al público cuando se apague la última nota? “Felicidad, emoción y ansias por el próximo show”. Y lo logran.
Porque cuando suena Banda Verde, Rosario canta y baila con ellos.